ESPAÑOL ACTIVIDAD N.2 SEGUNDO PERIODO



COLEGIO “LOS PERIODISTAS” I. E. D. SEGUNDA ACTIVIDAD DE ESPAÑOL – APRENDE EN CASA
TALLER DE COMPRENSIÓN DE LECTURA

CAMPO COMUNICATIVO

GRADO: 5°

OBJETIVO: Afianzar la comprensión de la lectura reflexionando y analizando el tema leído.


SEGUNDO PERIODO



PARA ESTA ACTIVIDAD, POR FAVOR DESARROLLAR LAS 5 PREGUNTAS EN TU CUADERNO.  NO ES NECESARIO ENVIAR LAS RESPUESTAS AL CORREO DE TU DOCENTE.




El asno y el caballo

Adaptación de la fábula de Jean de la Fontaine


Un asno y un caballo vivían juntos desde su más tierna infancia, y como buenos amigos que eran, utilizaban el mismo establo, compartían la bandeja de heno, y se repartían el trabajo equitativamente. Su dueño era molinero, así que su tarea diaria consistía en transportar la harina de trigo desde el campo al mercado principal de la ciudad.

La rutina era la misma todas las mañanas: el hombre colocaba un enorme y pesado saco sobre el lomo del asno, y minutos después, otro igual de enorme y pesado sobre el lomo del caballo. En cuanto todo estaba preparado los tres abandonaban el establo y se ponían en marcha. Para los animales el trayecto era aburrido y bastante duro, pero como su sustento dependía de cumplir órdenes sin rechistar, ni se les pasaba por la mente quejarse de su suerte
Un día, no se sabe por qué razón, el amo decidió poner dos sacos sobre el lomo de asno y ninguno sobre el lomo del caballo. Lo siguiente que hizo fue dar la orden de partir.

  ¡Arre, caballo! ¡Vamos, borrico!… ¡Date prisa o llegaremos tarde!
Se adelantó unos metros y ellos  fueron  siguiendo  sus  pasos,  como  siempre  perfectamente  sincronizados. Mientras caminaban, por primera vez desde que tenía uso de razón, el asno se lamentó:

  ¡Ay, amigo, fíjate en qué estado me encuentro! Nuestro dueño puso todo el peso sobre mi espalda y creo que es injusto. ¡Apenas puedo sostenerme en pie y me cuesta mucho respirar!
El pequeño burro tenía toda la razón: soportar esa carga era imposible para él. El caballo, en cambio, avanzaba a su lado ligero como una pluma y sintiendo la perfumada brisa de primavera peinando su crin. Se sentía tan dichoso, le invadía una sensación de libertad tan grande, que ni se paró a pensar en el sufrimiento de su colega. A decir verdad, hasta se sintió molesto por el comentario.
El asno, ya medio mareado, pensó que estaba en medio de una pesadilla.

  ‘No, esto no puede ser real… ¡Seguro que estoy soñando y pronto despertaré!’
El sudor empezó a caerle a chorros por el pelaje y notó que sus grandes ojos almendrados empezaban a girar cada uno hacia un lado, completamente descontrolados. Segundos después todo se volvió borroso y se quedó prácticamente sin energía. Tuvo que hacer un esfuerzo descomunal para seguir pidiendo auxilio.

  Necesito que me ayudes porque yo… yo no puedo, amigo, no puedo continuar… Yo me… yo… ¡me voy a desmayar!
El caballo resopló con fastidio.

  ¡Bah, venga, no te pongas dramático que tampoco es para tanto! Te recuerdo que eres más joven que yo y estás en plena forma. Además, para un día que me libro de cargar no voy a llevar parte de lo tuyo. ¡Sería un tonto redomado si lo hiciera!
Bajo el sol abrasador al pobre asno se le doblaron las patas como si fueran de gelatina.

  ¡Ayuda… ayuda… por favor!
Fueron sus últimas palabras antes de derrumbarse sobre la hierba.
¡Blooom!

El dueño, hasta ese momento ajeno a todo lo que ocurría tras de sí, escuchó el ruido sordo que hizo el animal al caer. Asustado se giró y vio al burro inmóvil, tirado con la panza hacia arriba y la lengua fuera.



  ¡Oh, no, mi querido burro se ha desplomado!… ¡Pobre animal! Tengo que llevarlo a la granja y avisar a un veterinario lo antes posible, pero ¿cómo puedo hacerlo?
Hecho un manojo de nervios miró a su alrededor y detuvo la mirad da sobre el caballo.

  ¡Ahora que lo pienso te tengo a ti! Tú serás quien me ayude en esta difícil situación. ¡Venga, no perdamos tiempo, agáchate!

El desconcertado caballo obedeció y se tumbó en el suelo. Entonces, el hombre colocó sobre su lomo los dos sacos de harina, y seguidamente arrastró al burro para acomodarlo también sobre la montura. Cuando tuvo todo bien atado le dio unas palmaditas cariñosas en el cuello.

  ¡Ya puedes ponerte en pie!
El animal puso cara de pánico ante lo que se avecinaba.

  Sí, ya sé que es muchísimo peso para ti, pero si  queremos salvar a nuestro amigo solo podemos hacerlo  de esta manera. ¡Prometo que te recompensaré con una buena ración de forraje!
El caballo soltó un relincho que sonó a quejido, pero de nada sirvió. Le gustara o no, debía realizar la ruta de regreso a casa con un cargamento descomunal sobre la espalda.
Gracias a la rápida decisión del molinero llegaron a tiempo de que el veterinario pudiera reanimar al burro y dejarlo como nuevo en pocas horas. El caballo, por el contrario, se quedó tan hecho polvo, tan dolorido y tan débil, que tardó tres semanas en recuperarse. Un tiempo muy duro en el que también lo pasó mal a nivel emocional porque se sentía muy culpable. Tumbado sobre el heno del establo lloriqueaba y repetía sin parar:

  Por mi mal comportamiento casi pierdo al mejor amigo que tengo… ¿Cómo he podido portarme así con él?…

¡Tenía que haberle ayudado!… ¡Tenía que haberle ayudado desde el principio!
Por eso, cuando se reunieron de nuevo, con mucha humildad le pidió perdón y le prometió que jamás volvería a suceder. El burro, que era un buenazo y le quería con locura, aceptó las disculpas y lo abrazó más fuerte que nunca.

Cristina Rodríguez Lomba

PREGUNTAS

1-       ¿Qué clase de composición literaria narrativa es? Explica tu respuesta.

2-       ¿Este cuento hace mención de algún valor? Explica tu respuesta.

3-       Escribe una situación parecida que te haya ocurrido ya sea a ti o a alguien que tú conozcas.

4-       ¿Qué moraleja o enseñanza deja este relato?

5-       Realiza un dibujo con colores que represente esta historia.

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